Seguimos con la historia que no te puedes perder, la experiencia de emigrante mas reciente que ha llegado a nuestra mesa de redacción y que hemos decidido compartir contigo. En este «capitulo« José nos cuenta como es el cruce en ferry desde Manaos a Brasil por toda la selva. Una decision que a pesar que represento mas dias, supuso una aventura sin igual llena de contrastes y vivencias unicas. Quedate en el blog para ver el final de la travesía que termino en Bolivia con unos altibajos muy peculiares:
Muito Obrigado, Brasil
Entramos a Brasil el domingo 14 de mayo de 2017 poco antes de las 8am. Arrastramos nuestras maletas por una carretera mojada por más de 500 metros, hasta llegar al puesto de la Policía Federal de Brasil. El puesto abre a las 8am. Mientras esperábamos la apertura, vimos a unos muchachos que estaban cambiando bolívares a reales. Allí nos enteramos que el cambio de bolívares a reales sale mejor que de dólares a reales, así que, futuro viajero, si estás leyendo esto NO TE MATES POR CAMBIAR TODOS TUS BOLÍVARES A DÓLARES, ya que en la frontera con Brasil el cambio sale a 1500 bolívares por 1 real, mientras que 1$ son 3 reales. Saca las cuentas y verás que te ahorras unos cuantos miles de bolívares. Para fines prácticos, repito la tasa de cambio a la fecha (14/05/17)
1500 Bs. = 1 Real
1 $ = 3 Reales
Los que cambian parecen malandros, pero la verdad es que son confiables. Aun así, tomen sus previsiones: no vayan solos y eviten cambiar en un lugar muy escondido. Nosotros cambiamos 200$, lo cual nos dejó con 600 reales. Según nuestros cálculos, con eso bastaba para que dos personas atravesaran todo Brasil. Resultó ser así. Hasta nos quedaron algunos reales para cambiar en Bolivia.
Consulta el precio del dólar en Brasil aquí
La Policía Federal comenzó a atender a las 8am. Quedamos entre los primeros diez y pasamos sin complicaciones. Entonces surgió el problema del idioma. Yo iba todo feliz y confiado con mi curso incompleto de Duolingo, hasta que el policía me lanza una avalancha de sonidos incomprensibles que resultó ser portugués. Sin embargo, me hice entender. Preguntó por mi destino. Le dije que quería cruzar el país, e ir a Bolivia. Entonces me recomendó una ruta, sacó su teléfono y con Google Maps me mostró a qué ciudades debía ir. Una alusión a un río y a Porto Velho salió en la conversación, pero yo no hice mucho caso. Más tarde entendería la razón de ello. Me sellaron por 20 días y listo.
Ronny salió después, y le sellaron apenas 8 días. Jamás entendimos la razón. Fue entonces cuando conocimos a Jeremye y a Luigi, dos venezolanos que también estaban en plan de emigrantes. Nos pusimos de acuerdo para hacernos mutua compañía durante gran parte de nuestro trayecto, ya que ellos no tenían nuestro mismo destino. Hasta La Paz, Bolivia, seríamos compañeros de viaje. Ellos tardaron más en ser atendidos, así que entre una y otra cosa, terminamos tomando taxi para Boa Vista a las 10.20am.
El taxi se toma de una línea que está establecida justo al lado del puesto de control fronterizo. Caben hasta cinco personas y sale a 40 reales por persona, hasta Boa Vista, Roraima. Cabe destacar que nosotros nos encontrábamos en la ciudad de Pacaraima, Roraima. El viaje duraría entre dos y dos y media horas.
Llegamos medio dormidos a la Rodoviaria José Amador de Oliveira en Boa Vista, a las 12.30am. De inmediato conseguimos las líneas con destino a Manaus. Elegimos Asatur por tener un precio de oferta y ofrecer wifi y puestos de carga para celulares en su bus.
Nuevamente, tendríamos una tarde de espera por delante, pues el bus saldría a las 8pm. El pasaje salió a 99 reales por persona. Pasamos toda la tarde entre la “sala de espera” de Asatur –no era una sala de espera, solo eran dos sofás colocados frente a la taquilla de venta de pasajes, y nosotros los invadimos hasta la noche- y la feria de comida. Allí conseguimos un buen puesto de comida, llamado “Culinarias da Duda”. Es atendido por venezolanos –entre magallaneros y caraquistas- y tienen muy buenos precios.
En este punto recomiendo que ustedes, futuros viajeros, hagan lo mismo que nosotros: comprar un adaptador para sus cargadores. De aquí en adelante, será muy raro que consigan un tomacorriente como los de Venezuela.
A las 7.30 pm nos acercamos al andén de Asatur y nos preparamos para abordar. Nos acomodamos en nuestros asientos, pusimos a cargar las tablets y la laptop, y lamentamos que la señal del wifi jamás funcionara. Teníamos señal, pero no conexión. Punto negativo, asatur.
Al día siguiente, lunes 15 de mayo de 2017, a las 7.30am, llegamos a la Rodoviaria do Manaus, en Manaus, Amazonas Y entonces, la gran sorpresa. La ruta que nos debía llevar hasta Porto Velho, Transbrasil, en un viaje de 24 horas, no estaba funcionando, porque una inundación había dejado inhabilitados ciertos tramos de la carretera que atravesaba el Amazonas. Pero rápidamente un taxista vino en un nuestro auxilio. Nos indicó que si bien no podíamos viajar en bus, teníamos la opción de tomar un avión o un barco para llegar a Porto Velho. Por supuesto, el avión estaba fuera de nuestro alcance económico, así que optamos por un barco.
Vuelos desde Manaos a Porto Velho, conoce los precios aquí
Por 40 reales, nos llevó al centro de Manaus a comprar pasajes para el barco y luego nos llevó hasta el Porto Demetrio, donde estaba anclado el F/B “Vieira”, de la Agência Campo Sales. Solo cuando estuvimos en la cubierta del “Vieira” fue que terminamos de entender que el barco saldría al día siguiente, martes 16 de mayo a las 6pm. Nuestra sorpresa fue mayúscula, pero estaba por aumentar. El viaje duraría cinco días, llegando a Porto Velho el domingo 21 de mayo alrededor de las 6pm.
Si la carretera BR – 309 está cerrada el viaje por Brasil es por barco
Tras un breve periodo de sorpresa y estupefacción, me encogí de hombros y me resigné. Pensé entonces “vacaciones adelantadas en el Amazonas” y así fue como tomé aquel contratiempo. El pasaje costó 200 reales por persona, y gastamos unos 50 reales más, entre hamacas y provisiones.
Pasamos ese lunes preparándonos para el viaje. Compramos hamacas. Es obligatorio comprarlas, ya que es donde dormiríamos durante todo el viaje, y dormir en el suelo no era una opción. Nuestra anfitriona, la muy atenta Lily, nos ayudó en todo momento. Donde comprar comida, qué cosas necesitaríamos para el viaje, los horarios, el uso del baño de abordo. De todo. Me atrevería a decir que a pesar de que apenas compartimos cinco días de viaje, la considero mi amiga, una amiga en el amazónico Brasil.
Con el paso de las horas conocimos a otros venezolanos que serían nuestros compañeros de viaje: Israel, Mari Carmen y Antonella, una familia valenciana con una encantadora hijita; Arturo, un valiente emigrante que viajaba solo; David, otro emigrante, más silencioso que los anteriores, y una pareja de cubanos, Yoliet y “Pipo”. Más adelante se nos unirían dos cubanos más. Luego conocimos a una encantadora aventurera argentina, Berenice. De esta manera, hicimos nuestra pequeña sección de ruidosos hispanohablantes en la cubierta. A bordo iríamos unos cuarenta pasajeros, todos con sus maletas, hamacas, y demás enseres. Por cinco días pude experimentar la calidez del trato de los brasileños, la variedad del paisaje amazónico, la exquisita abundancia de la comida carioca y el ataque constante de los insectos al anochecer.
El final de esta parte de la historia tienes que leerla en el Blog de José. No te pierdas como llegaron a Porto Velho y lo que les paso al cruzar a Bolivia.